¿Te sientes atrapado en la rutina diaria?
En un mundo que se mueve a toda velocidad, es fácil sentir que no tenemos tiempo para nosotros mismos. Entre las responsabilidades del trabajo, la familia, y otras obligaciones, pareciera que nuestro bienestar queda al final de la lista. Este constante ajetreo no solo afecta nuestra salud física, sino también nuestra paz interior y nuestra relación con Dios. ¿No crees que es hora de detenernos y reflexionar sobre cómo estamos manejando nuestro tiempo?